Medialuna Editorial

Presentación de Deconstruyendo a Eudald Roset, de Rosi Rodríguez Loranca y Juan Ramón García Alquézar

Por Rafael Fraguas

Deconstruyendo a Eudald Roset es un libro de singular originalidad, denso entramado y ambicioso propósito. Su lectura, es preciso decirlo, resulta sencilla porque está redactado de manera llana, con verbo claro y fraseo conciso. Su interpretación, sin embargo, requiere de una atención incesante y concienzuda, habida cuenta de la presencia en escena de una pequeña legión de personajes, interrelacionados entre sí, descritos con apenas unas pinceladas, aunque velozmente identificables dada la desenvoltura narrativa mostrada en la descripción de escenarios y ambientes, sobre todo ambientes políticos, realizada por sus autor@s. De entrambos, yo solo conozco a Rosi Rodríguez Loranca, de la cual he de decir que, para mostrar mi amistad y afecto hacia ella, mi mejor tributo ahora será huir de la adulación y ceñirme al examen objetivo de su obra.

Esta novela, por el fluir de su pensamiento, me recuerda al tránsito que experimentó el género novelístico a partir de Henry James, al dar paso al universo psicológico en relatos como Los matrimonios, definido como el origen del stream of conciousness. Pero además del turbión de sensaciones aquí descrito, el relato sigue una línea narrativa unívoca, más lineal que intermitente. Pertenece a un género de difícil definición pues cabalga entre el de la novela, la crónica y el drama, impregnados con la lluvia fina de una sátira tan profunda como mordaz concerniente a determinadas opciones políticas en presencia. Cabe decir que se trata de un relato, bien trenzado, de trasunto político en el cual se describe y, desde luego, se critica con intensidad y un punto de acritud, aunque almibarada por cierta fina chanza, una serie de prácticas atribuidas al independentismo catalán. Más precisamente, la crítica se dirige hacia un sector al que muchos, y en cabeza los autores de la novela, identifican con el segmento paleto de esta opción política.

Los escribidores de esta novelita de 220 páginas muestran un conocimiento profundo de la red de interacciones que intervienen hoy en los cada vez más complejos procesos electorales y políticos, determinando formas de pugnar, conquistar y ejercer el poder irreconocible apenas unos años atrás. Así, surgen en este libro las entrañas del mundo telemático, que aúna informática y telefonía; la importancia política de la maraña de redes impropiamente llamadas sociales, habida cuenta de la exacerbación del solipsimo y del individualismo que en realidad fomentan; ciertas entretelas de la vida partidaria, más las conexiones, en esta ocasión antinaturales, entre grupos políticos a los que tan solo unen lábiles oportunismos de apenas semanas de sintonía…

Digo pues que estas prendas son tratadas en esta novela con una soltura y un conocer dignos de admirar, propios de gentes de mente joven y despierta, con capacidad de raciocinio para embridarlas conceptualmente. Pero, he de decirlo, para gentes que, como muchos de mi generación, concebimos la política como una forma suprema de la ética y que todo lo demás resultaba accesorio, en este libro se demuestra de manera fehaciente que estábamos equivocados. Y nuestro error consistió en desdeñar el axioma, la verdad indemostrable, que asegura que la política de poder tiene unas pautas, unas leyes inexorables, diría, más aún, implacables, cualquiera que sea la perspectiva ideológica desde la que se aborde su tratamiento o se enjuicie su hechura. Y he aquí, simultáneamente surgidas, la lección que este libro sabiamente nos muestra, mas también, el talón de Aquiles que presenta. Su sabiduría reside en descarnar la política de poder hasta sus mimbres más intrincados. Todo lo que aquí se cuenta es cierto. Existe. Y se perpetúa cada día. Mas su flanco vulnerable consiste, en opinión de este improvisado prologador, en atribuir urbi et orbi esta descarnadura y extenderla a una variante de ese latiguillo del “todos son iguales” que tanto daño ha hecho, hace y hará a quienes saben que la decisión, el descarte de alternativas y la construcción de poderes que aminoren otros poderes más fuertes es la sustancia y la necesidad básica de la política, concebida como una de las artes más complejas de hacer el bien.

No todos los gatos son pardos. Y en democracia, menos pardos aún. Los hay blancos, negros y castaños, aunque de noche resulta en verdad tan difícil distinguirlos. Pero en esta ocasión, la noche es el manto de trivialidad que se ha expandido por la escena social y política de nuestro país, atribulado por la baja calidad del compromiso transformador, la abulia y, precisamente, el apoliticismo que no es capaz de distinguir la buena política de la antipolítica o la pseudopolítica. Este libro da interesantes claves para descifrar unas y otras, por lo cual resulta pertinente recomendar su lectura. Hay mucho conocimiento en estas páginas, mucha sinergia acumulada, mucho rodaje por la escuela de la vida. Y, sobre todo, mucha experiencia en el manejo del lenguaje, conciso y expresivo, donde cabe ver el tacto y la mente de Rosi Rodríguez Loranca, mi muy querida amiga y compañera de tantos años, cuya viveza, inteligencia y empatía admiré siempre.

Lean este libro; a través de él comprenderán muchas de las zozobras que algunos personajes encaramados irresponsablemente en la cima de la escena pública proyectan sobre nuestra vida cotidiana, con su actuar errático y trivial, apartando a las mejores personas de la hechura de los asuntos públicos y la gestión de sentimientos respetables. Muchas gracias.

En la imagen: los autores de Deconstruyendo a Eudald Roset Rosi Rodríguez Loranca y Juan Ramón García Alquézar junto con Mercedes Pescador, Luis Magán y Rafael Fraguas