Medialuna Editorial

Elvira Muliterno: Mujer, la conquista del poder personal

Celebramos la Semana de la Mujer con una contribución de Elvira Muliterno, autora de Mujer Empoderada.

He de reconocer que este año me siento muy intranquila con el Día Internacional de las Mujeres. Por todos sitios veo escrito, cómo si de una fiesta se tratase, “feliz día de la mujer”. Las Redes sociales, el WhatsAppp, los correos se llenan de imágenes llenas de color y con mensajes donde se muestra la “alegría de ser mujer”. Incluso he recibido un email de mi firma de ropa favorita, felicitándome por el día de la mujer e invitándome a visitar su tienda online.

Es muy bueno que una vez al año, al igual que ocurre con otras causas, se vuelva la vista hacia las mujeres y hacia las situaciones de desigualdad. Pero que no se refieran a este día como un día para celebrar, que no me lo vendan como algo maravilloso, lleno de flores y de mujeres con amplia sonrisa, que no me feliciten como si hubiese algo que festejar.

Este es un día para reivindicar, para sentirnos tristes al comprobar que estamos en claro retroceso en cuanto a igualdad de género se refiere. Y a los datos me remito: según el informe WEF (Gender Gap 2016 del Foro Económico Mundial) de 144 países analizados, los índices de igualdad han bajado en el último año en 74 de ellos. ¡Es más de la mitad! Desgraciadamente, España es uno de ellos pasando del lugar 25, en 2015, al 29 en 2016.

A esto hay que sumarle: que las mujeres, de media, cobramos un 23,50% menos que los hombres, aún trabajando una hora más al día, que de los puestos de trabajo temporal, basura la mayoría de ellos, son realizados en un 25,2% por mujeres, frente al 7,9% por hombres. En cuanto al trabajo diario no remunerado, las mujeres trabajamos una media de 4 horas y los hombres1,5 horas.

Podría dar muchos más datos, solo voy a dar uno más: en lo que llevamos de 2017, se han cometido 21 asesinatos de mujeres, una media de 2 a la semana. ¡Un desgraciado record con respecto a otros años! ¿Todavía podemos seguir creyendo que tenemos algo que celebrar? Sinceramente, estoy convencida de que no.

El movimiento que hay en la actualidad en torno a la igualdad de la mujer me recuerda, salvando las distancias, a una escena cropped-SIMBOLO-COMPLETO-01-1.pngde la película de Mary Poppins en la que la madre de los niños vuelve a casa después de haber asistido a una manifestación feminista, deja su pancarta y se mete a la cocina porque su marido está esperando a que le sirva la comida.

 

cropped-SIMBOLO-COMPLETO-01-1.pngMe da la sensación de que en la sociedad es políticamente correcto alzar las pancartas de la igualdad pero que cuando la mujer vuelve a lo privado esta pancarta la convierte en un “delantal”, asumiendo que ha de trabajar más ganando menos dinero, que las tareas de la casa son suyas, incluso, en ocasiones, asumiendo que si su pareja se enfada y no le trata bien es porque “el pobre lleva mucho encima”. Por supuesto el delantal es una metáfora de la carga sexista que las mujeres seguimos portando.

Esto me lleva a preguntarme: ¿no se encuentra la sociedad llena de actos bienintencionados que no están sirviendo para nada, o que sirven poco?, ¿no nos encontramos las mujeres estancadas, e incluso hemos dado un paso atrás en nuestra lucha por la igualdad? A las pruebas me remito: las mujeres asesinadas y las estadísticas hablan por sí mismas.

Desde mi punto de vista, la solución pasa por seguir con movimientos asociativos de mujeres, por reivindicar en las calles, en los despachos y donde haga falta medidas que nos favorezcan, seguir con las políticas de igualdad, con la lucha de organismos como ONU Mujeres… Todo esto es necesario y muy fundamental, pero no es suficiente,

cropped-SIMBOLO-COMPLETO-01-1.pnghay que acompañarlo de un intenso trabajo de empoderamiento personal de cada una de nosotras. Hemos de creernos poderosas, hemos de creer y confiar en nuestros talentos, en nuestras formas de hacer las cosas, hemos de conocernos para superar lo que nos limita y explotar nuestras virtudes, hemos de sentirnos merecedoras de ganar el mismo salario que los hombres y ocupar los mismos puestos de poder. Si dentro de nosotras atesoramos estos sentimientos tendremos la fuerza, el poder y la valentía de defender lo que nos corresponde, de luchar por nuestros sueños y de no dejar que nadie nos agreda, ya sea físicamente o psicológicamente.

Sintiéndonos realmente poderosas a nivel personal, conquistaremos la igualdad en nuestro mundo privado, en el hogar, con nuestra pareja, con nuestra familia, en el entorno profesional y en el social. No cabe duda que todo esto ha de estar respaldado por lo social, por las administraciones, por los movimientos en defensa de la igualdad… y por supuesto por nuestros amigos y compañeros de camino: los hombres.